A diferencia de lo que ocurría hace unos años, muchos son los alumnos que deciden seguir preparándose antes que hacer frente a un futuro laboral nada claro y mucho menos seguro.


Sin embargo, a diferencia de esas carreras obligadas a subir las notas de corte ante la creciente demanda de plazas, existen otras que no tienen límite de plazas y que por tanto no obligan a estar pendientes a los futuros alumnos de si han superado el corte o no.
Otra opción son las Universidades Privadas, que carecen de ese filtro que ordena la entrada en la Universidad Pública. El centro universitario privado tiene en cuenta otros criterios, como la media del alumno en el Bachillerato o los resultados de pruebas específicas de ingreso que cada uno de ellos establece a sus posibles estudiantes. Éste es el motivo por el que muchos alumnos que no pueden acceder a su carrera deseada en la Universidad Pública, ya que no disponen de nota suficiente, deciden realizar sus estudios universitarios en centros privados.
En realidad, el valor de las notas de corte no está preestablecido. Al contar las universidades con un número de plazas limitadas, éstas son ocupadas por los alumnos con las mejores notas medias. La nota de corte refleja la calificación media más baja con la que un alumno ha conseguido acceder a una determinada titulación, de ahí que los alumnos no sepan si han logrado acceder a los estudios que quieren cursar hasta unas semanas después de haber hecho la selectividad.
En definitiva la nota de corte depende de la relación entre la oferta de plazas y la demanda de solicitantes, por lo que tiene un carácter meramente orientativo y su valor cambia todos los años.
Con los cambios introducidos en la prueba de acceso, las notas de corte se calculan sobre 14 puntos, son las mismas para los alumnos que provienen de Bachillerato como de ciclos formativos de Grado Superior y no son iguales en junio que en septiembre (hay carreras que agotan todas sus plazas en la convocatoria de junio).
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