

Los beneficios de la lectura son por todos conocidos. Pero más allá de eso, si es un hábito que se adquiere desde temprana edad, será un hábito que seguramente se mantenga durante toda la vida, además de ser una habilidad que se desarrolle de mejor manera y que por ello brinde ventajas competitivas para el mundo moderno, sobre todo en etapas de la juventud y la adultez, tanto a nivel académico como profesional.
Pero para llegar allá es necesario comenzar a hacer que los hijos lean, lo que a menudo no es muy sencillo. Lo bueno es que existen algunas recomendaciones que pueden hacer que el interés por la lectura mejore.
Los libros adecuados
El primer error que se comete al querer incentivar la lectura es escoger los libros incorrectos. Directamente, muchos suelen sugerir el diario o escoger libros que a ellos -adultos- les gustan para que los niños comiencen a leer.
Lo recomendable, por el contrario, es buscar libros educativos de acuerdo a su edad, o directamente libros infantiles, de cuentos, de fábulas o de historias que pudieran interesarle de acuerdo a sus propios gustos, lo que eliminará la primera barrera -el interés genuino- para convertir al niño en un lector habitual.
El formato
La lectura en dispositivos electrónicos está de moda y tiene muchos beneficios. Pero es algo que en los niños no se debería de promover, porque los aparatos electrónicos tienden a ser fuentes de distracciones, y los niños no suelen ser el mejor ejemplo de cómo lidiar con las distracciones. Utilizar el formato papel les permitirá enfocarse únicamente en la lectura, por lo que incluso leyendo poco tiempo, conseguirán grandes avances.
Leer debe ser una actividad positiva
Otro error habitual al querer que los hijos lean es utilizar la actividad como un castigo o como una obligación. A los niños, si se les quiere añadir un hábito, se les debe incentivar desde un enfoque positivo.
Leer por placer siempre será mejor que leer por castigo, lo que también se explicará en la preocupación que el propio niño vaya desarrollando por sacar tiempo para completar algunas lecturas que les hayan interesado, más no que evite a toda costa que llegue el momento de “tener” que leer.
Crear una atmósfera adecuada
Los niños aprenden mejor cuando tienen un buen ejemplo a seguir. Si los padres son lectores ávidos o se les suele ver leyendo, los niños imitarán esa conducta, eliminando también la principal barrera para incentivar la lectura. Además de eso, si hay un espacio del día dedicado a la lectura -sea con el enfoque que sea-, existirá también una predisposición a dedicarse a esa actividad de una forma lúdica, que es lo que se busca.
Finalmente, para crear una atmósfera hay que cuidar mucho el apartado físico. Tener una biblioteca dotada con algunos libros adecuados para su edad, o directamente contar con un espacio que sea silencioso, cómodo y bien iluminado, permitirá que el niño pueda hacer uso de él y dedicarse de una mejor manera a la lectura de sus libros favoritos.
Hacer de la lectura una actividad “activa”
Aunque los niños ya tengan un interés por hacer la actividad, el truco para que lean más es que puedan identificar todo lo que leer les va brindando. Un consejo muy fácil al respecto es que los padres se interesen por lo que leen sus niños, le pregunten cosas sobre los personajes, sobre cómo va la historia, o hagan preguntas alusivas a cada capítulo, lo que también servirá para valorar su comprensión lectora.
De antemano, decir que cada niño avanzará de diferente manera y a diferente velocidad, por lo que si ya se está adquiriendo el hábito, no presionarlo sería lo ideal.