

Como viene siendo habitual cada vez que comparamos cifras negativas de nuestro país con el resto de la Unión europea, España dobla la tasa de abandono escolar del resto de socios europeos, pero mientras que en la Unión Europea no superan el 15%, en nuestro país llegamos al 30%. En el caso de los alumnos que han cursado FP, sólo el 70% ha logrado alguna titulación, el otro 30% no llegó a acabar sus estudios.
Las alarmas han saltado en la comunidad educativa y es que, desde que se transfiriesen hace años las competencias en educación y formación a las distintas autonomías, las diferencias entre las regiones se han multiplicado.
Algunas comunidades ya han dado un paso adelante para intentar atajar el tema. Castilla-La Mancha, por ejemplo, ha elaborado un plan con hasta 95 medidas para intentar luchar contra el abandono: refuerzo, orientación y tutorías, además de limitar el número de profesores por asignatura. Catalunya, sin embargo, apuesta por la flexibilidad y deja en manos de los centros la responsabilidad de los resultados del alumno.
La situación actual de nuestra educación lo que nos viene a decir es que no es fácil perseguir los mismos objetivos ofreciendo a los alumnos una enseñanza única y que funciona en un única dirección (del profesor al alumno). Escuchar las necesidades de cada alumno, ofrecer los contenidos de forma que los puedan asimilar, tener presente el entorno, la disponibilidad, las responsabilidades, etc.
Ahora que la enseñanza presencial está en crisis, la que gana terreno a pasos agigantados es la online, que aunque es utilizada en mayor medida por el sector privado que por el público, está alcanzando mejores resultados pues cubre y atiende mejor las necesidades de los alumnos.
Imagen sujeta a licencia CC de Kalleboo