A la hora de tomar la decisión de llevar al niño a la guardería, conviene tener en cuenta efectos psicosociales y sanitarios así como las circunstancias específicas de cada núcleo familiar. Es una decisión muy subjetiva y se relaciona con la vida personal de cada familia.


La primera duda frecuente es si los niños que van a la guardería tienen más facilidades para ponerse enfermos con mayor frecuencia. Pues bien, tal y como apuntan los especialistas sanitarios en múltiples estudios, una escolarización precoz aumenta las posibilidades de contraer enfermedades. La conclusión a la que llegaban es que los niños que asistían a guarderías tenían más infecciones respiratorias febriles y otitis. No obstante, esto no siempre ocurre y no deja de ser una visión muy generalizada.
Además como punto positivo a este riesgo, hay que señalar que una exposición precoz a agentes infecciosos es positiva a largo plazo. Esto es debido a la respuesta inmunitaria que se desarrolla en parte y que resulta beneficiosa.
Hay que tener en cuenta también una serie de rasgos positivos de las guarderías. Al igual que los otros rasgos no son determinantes. En primer lugar, muchos especialistas hacen hincapié en que la escolarización temprana es beneficiosa para favorecer la socialización de los niños. Se adaptan a un ambiente rodeado de más niños y esto es beneficioso para su interacción de cara al futuro.
También tiene beneficios en lo que se refiere al rendimiento académico en un futuro. Eso quiere decir que los niños que acuden a la guardería tienen mayores oportunidades de enseñanza y pueden lograr un desarrollo cognitivo desde una edad temprana. Por tanto, es probable que en el colegio obtengan logros académicos importantes, siempre y cuando vayan a una guardería de calidad, claro está.
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