

En otros casos, si el pequeño es tímido puede ser una dificultad para relacionarse con los demás compañeros, y crearle una baja autoestima.
Los niños inseguros suelen ser el objeto de burlas entre sus crueles compañeros. Cuando un niño tiene confianza en sí mismo lo transmite e infunde respeto a los demás. Sin embargo, cuando el niño es frágil, vulnerable o se siente inseguro por múltiples causas como su peso, sus gafas o su aparato dental entre otros factores, entonces se puede convertir en el foco de burlas.
En otros casos, el niño puede ser tímido, es decir, no pregunta nada en clase o le cuesta relacionarse con otros compañeros. En definitiva, presenta un escaso repertorio en habilidades sociales. Esto puede crearle una tendencia a subestimarse o presentar quejas psicosomáticas como dolores de cabeza o estómago para evitar una situación temida como ir a clase.
Lo primero que hay que hacer es ayudar al niño a que gane seguridad en si mismo. Para ello, es importante conocer el origen de la timidez y así tratarla de forma exitosa. Pueden ser causas genéticas, ambientales, emocionales o de aprendizaje entre otras.
No hay que regañarle ni hacerle sentir diferente a los demás por ser tímido. Hay que tener en cuenta que el niño no es tímido por capricho o por ser mal educado. Detrás suele haber sufrimiento emocional y no hay que compararlo peyorativamente con otros niños.
Lo más importante es que el niño sepa que estamos dispuestos a ayudarle incondicionalmente. Hay que tratar el problema con naturalidad y no forzarle ante situaciones nuevas. Se trata de darle confianza, tiempo y motivarle a que vaya superando nuevos retos, de acuerdo a su edad y a sus estrategias para afrontar situaciones estresantes.
Probablemente la timidez le acompañará toda la vida pero con el aprendizaje de ciertas herramientas psicológicas podrá mejorar sus relaciones sociales y su salud emocional.
Fuente imagen por flickr