

En nuestras sociedades, muchos de nuestros mayores se han limitado a llegar a cierta edad, cobrar una pensión y replegarse en los sillones frente al televisor. Teniendo mucho que aportar aún a nuestra sociedad y, sobre todo, a los niños y jóvenes de su familia. Cabe destacar que muchas personas llegan a mayores sin haber tenido nietos, lo que hace que su situación sean más triste por el abandono que llegan a sufrir de parte de sus ocupados familiares.
Actualmente, un 45 % de los abuelos se ocupa del cuidado de los nietos. Por diversos motivos de los padres, justificados o no, los niños muchas veces deben quedarse con sus abuelos. Estos últimos pueden ser de diversas edades, así encontramos unos jóvenes, otros que no lo son tanto y otros que más bien requieren cuidados y atención.
Los abuelos y abuelas son piezas claves en el desarrollo emocional de los niños, ya que vinculan a éstos con su pasado y, sobre todo, pueden aportarles mucha experiencia. Es por esto, que es muy importante que los padres eduquen a sus hijos desde pequeños con una visión clara y de mucho respeto con respecto al papel que juegan los mayores en la familia.
Uno de los aspectos resaltantes de los abuelos es que se relacionan con sus nietos a través del juego y las historias, lo que implica una función enriquecedora y llena de fantasías que alimentan la imaginación y permiten al niño tener sentido de pertenencia y arraigo familiar.
Un niño que sabe su historia familiar se siente parte de un todo y entiende que lo que vive y disfruta hoy fue construido con gran esfuerzo en épocas anteriores. Además, los mayores disfrutan mucho de las actividades al aire libre, ya que tienen más tiempo, siendo éstas muy beneficiosas para los niños y jóvenes.


Los padres tienen una gran responsabilidad en la crianza de los hijos, además de soportar la carga económica, familiar, social y escolar que ésto conlleva, por tanto, para los abuelos es más fácil disfrutar de los niños al estar más libres de esta presión. Además, son excelentes mediadores entre los hijos y los padres cuando se presentan conflictos.
Los abuelos y abuelas en el aula, podrían ser grandes aliados de la educación formal. Ellos pueden transmitir a los niños muchas experiencias, el origen de sus comunidades, pueblos y ciudades, historias vividas, costumbres y tradiciones que son la gran herencia cultural.
Además de propiciar en los niños y jóvenes un lazo afectivo con el pasado que les permita continuar con la esencia del desarrollo de su entorno social. Por otra parte, la participación que se daría a los mayores fortalecería su autoestima y les haría sentir útiles y reconocidos en esta etapa de su vida.


Un proyecto educativo interesante y que se podría llevar a cabo con mínimos costes de diseño y puesta en marcha, serían las visitas durante el año escolar de los mayores a los centros . Como recomendaciones generales:
1) Elegir abuelos y abuelas, según sus experiencias y oficios o profesiones, que puedan visitar el aula. Explicarles los objetivos que se persiguen. También pueden ser elegidas personas mayores de la comunidad que aunque no tengan nietos, pueden ser de gran ayuda por formar parte de la historia de la misma.
2) Preparar algunos materiales y/o herramientas y que los abuelos puedan enseñar a los niños nociones elementales sobre ciertos oficios: diseño de juguetes, panadería, carpintería, ganadería, avicultura, agricultura, etc.


3) Preparar espacios para que los abuelos puedan narrar cuentos, historias, leyendas o sucesos importantes de la comunidad y que los niños puedan hacer representaciones (ilustrar cuentos, obras de teatro, escribir canciones u otros cuentos, etc.)
4) Después de la actividad, organizar mesas de diálogo y discusión con los niños y así cerrar ideas y orientar sobre dudas o actitudes específicas (valores, respeto, sinceridad, etc.).
Fuente Imágenes ThinkStock.