Pronto muchos estudiantes conocerán sus resultados académicos y los padres tendrán que decidir si premian, castigan o simplemente reconocen la buena o mala labor de sus hijos.
Aunque los padres piensen que lo de premiar y castigar funciona, los expertos, por el contrario, piensan que el premio o el castigo no deben ser utilizados como estimulo para que un chaval estudie.
Un premio o un castigo pueden utilizarse en alguna ocasión, pero nunca como moneda de cambio o amenaza, sino como un recurso más para educar, reconociendo los logros e intentando corregir los errores.
Los castigos más comunes estos días serán la prohibición de utilizar el ordenador, la videoconsola, ver la televisión o salir con los colegas. ¿Pero realmente valen de algo estas medidas? La mayoría de los expertos piensan que no. Los padres no deben utilizar estos castigos para motivar a sus hijos a estudiar, ya que en la inmensa mayoría de los casos lo único que se consigue es que el joven únicamente busque el resultado (no suspendo para que no…) y esto no le deje ser consciente del verdadero valor que el trabajo y el estudio tienen para su formación como persona.
Cómo deben actuar los padres ante los suspensos
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