

Los exámenes orales siempre suscitan temor entre los alumnos debido a la presión del momento y porque no disponen de tiempo para pensar apenas. Hay una serie de aspectos que debes de cuidar para que los nervios no te jueguen una mala pasada:
-Tu voz debe de mostrar seguridad. Si tu voz no está proyectada de forma adecuada hacía el receptor, entonces el mensaje puede ser confuso.
-Debemos de mirar a todos tus examinadores por igual y contestar a las preguntas con cierta fluidez.
-Debes de reflejar las pausas, los silencios y la longitud de los enunciados. Si enuncias algo durante muchos minutos sin hacer pausas al final terminarás por sentir axfisia y fatiga. Tampoco deben de ser demasiado cortos porque parecerá un telegrama. En un examen oral es importante que sepas comunicar lo que sabes y tener en cuenta que tienes que transmitir tus conocimientos de forma que tus examinadores sepan que tú lo entiendes.
-Bebe agua cuando creas preciso para hidratar la voz ya que la deshidratación puede afectar de manera importante a nuestra pronunciación.
-El volumen y la entonación de la voz reflejan nuestra personalidad. Debes utilizar un tono medio en un examen oral.
-La comunicación corporal como los movimientos involuntarios del cuerpo (temblores, muletillas, risa nerviosa, sudores) pueden hacernos pasar un mal rato. Por ello, es necesario que trabajes estos aspectos desde casa. ¿Cómo? Puedes ensayar delante de un espejo tu exposición. Si tú te ves es cuando puedes ser más consciente de cómo te ven los demas.
-Debes de tener interiorizados los temas que vas a exponer, no puede quedar nada al azar. Todo lo que cuentes en un examen oral tienes que ser reflejo de lo que sabes.