La primera tiene que ver con hechos aislados, cuando se ha perdido algo, que aunque puede ser sustituido, tiene una relativa importancia o porque no se han aprovechado determinadas oportunidades. La tristeza permanente tiene que ver con pérdidas o decepciones más profundas y que implican el hecho de no poder reponer lo perdido que, además, suele tener un factor de soledad asociados.


Si quieres ayudar a tu hijo o hija a combatir la sensación de tristeza es recomendable:
- Mira bien qué es lo que le produce esta sensación y permítele vivir su "dolor". Hay circunstancias que son impactantes y duras por sí mismas y en la mente de los niños se convierten en monstruos. La pérdida de algún familiar, amigo o mascota o una posesión muy preciada (ejem.: la casa en que se vive), las mudanzas, cambios de colegios, etc, pueden dar sensación de soledad y aislamiento. Debemos tratar al niño con más delicadeza e ir guiándole para que su estado de ánimo vaya mejorando.
- Algunas veces algún trastorno físico también puede producir decaimiento y tristeza ya que no se pueden realizar las labores de forma normal y se produce depresión. La salud es fundamental. Acudir al médico es lo mejor en estos casos para que recomiende el tratamiento a seguir.
- Los cambios bruscos implican, a veces, alejarse de lo que es querido y brinda seguridad. Se debe dialogar con el niño y ayudarle a adaptarse al nuevo entorno donde esté o a las personas que compartan con él.
- Las decepciones pueden traer pequeñas o grandes sensaciones de insatisfacción por no haber logrado alguna meta: una competencia deportiva, aprobar un examen o la traición de un ser querido. Se debe hablar con el niño o la niña y darle ánimo para que vea lo positivo de la situación y para que comprenda que la gente puede equivocarse y comportarse de forma inadecuada, que hay que darle tiempo.
- También en las relaciones interpersonales, algunos niños suelen tener conductas muy agresivas o manipuladoras que pueden entristecer a otros niños, ya que los hacen sentir "fuera del grupo" por no hacer lo que les ordenan.
Lo importante es hacerle ver a nuestro hijo o hija que no debe dejarse presionar por nada que no quiera hacer o que le dañe, y que es mejor evitar situaciones conflictivas alejándose de este tipo de relaciones. Siempre se pueden escoger mejores amistades que respeten y sean más enriquecedoras.
- Las actividades deportivas y artísticas permiten que los niños tengan contacto con otros niños que tienen sus mismos intereses y que sienten alegría de realizarlos y compartirlos. La participación constante de los niños en estos grupos permitirán que tengan un factor muy positivo en sus vidas que combate, de forma natural, la tristeza.
- La realización de viajes, excursiones y paseos en familia y con amigos permiten liberar estrés y tener una actitud más positiva y de alegría frente a la vida diaria.
- Nunca debemos insultarles. Si queremos sancionar o rebatir una conducta inadecuada, lo correcto es atacar la actitud y no al niño como persona. Frases como: "eres un tonto", "eres idiota", "eres irresponsable", "no sirves para nada", "me tienes harto o harta", " ya no se que hacer contigo", etc, pueden ser sustituidas por: "haz hecho una tontería", "eso es una idiotez", "haz tenido una actitud irresponsable", "lo que haz hecho no tiene ningún sentido", "me siento muy decepcionada por lo que haz hecho", "se que juntos podremos encontrar una solución", las cuales implican una llamada a la reflexión sobre lo que se ha hecho y no le deprimen por hacerle sentir desvalorizado o menos persona.
Muy bueno, me encantó gracias