

La educación empieza ya de pequeños, los niños son como esponjas y más para los idiomas, se empapan de todo, tienen una gran retención de lo que ven y aprenden de ello, sus órganos se están formando y nada como enseñarles temas que sean prácticos para el presente y para el futuro. Los idiomas les ayudarán a enfrentarse al mañana estudiantil y laboral en la Unión Europea, para que puedan moverse por toda la Unión sin que la comunicación sea un problema sino un beneficio, por poder optar por cualquier curso o trabajo en cualquiera de los 27 países.
Los colegios públicos hacen que los costes los recoja la Comunidad Autónoma de dónde se matricule al niño, quien tiene las transferencias en materia de competencias en educación, eso hace que se pueda optar a una enseñanza con calidad y sin más coste que el que pagamos todos por medio de los impuestos. La educación nos hace libres y debe de llegar a todos los niños sin discriminación y máxima calidad.
Los colegios públicos engloban a una gran diversidad de niños, cultural, social y económica, tal y como es la vida que nos encontramos en la calle y lo positivo es que pueden aprender sin que haya discriminación entre ellos al margen de su procedencia, religión o estatus social. Con buenos profesores y unas buenas técnicas de estudio, se les puede enseñar a los pequeños a adquirir responsabilidades de forma que puedan encontrar en el estudio una obligación hecha con gusto y con miras a encontrar un futuro mejor.