

El entorno siempre influye en las personas, y si hablamos de niños o jóvenes mucho más, con lo que la actitud que se tenga en casa para con los libros y aprendizajes teóricos, hace de espejo en el niño, si él ve que en su casa no se valora o se realizan tareas de estudio/aprendizaje, difícilmente él valorará y se motivará para realizar una tarea parecida.
Por lo que lo primero es crear un ambiente y un espacio para el estudio en las casas, y que el niño vea que también sus padres lo hacen. Hay estudios psicológicos que correlacionan la cantidad de libros que hay en una casa con el rendimiento escolar de los más jóvenes de la casa.
Debido a la forma en que está organizado nuestro sistema, es complicado muchas veces, compaginar la vida laboral con la atención que requieren nuestros hijos, pero dedicar unos minutos al día para que el joven nos cuente que ha hecho en clase y qué tiene que preparar para los próximos días, ayuda a que las tareas de estudio cojan la importancia que requiere.


Aparte de organizar un horario entre los padres y el hijo, dependiendo de la edad del niño, se pueden enfocar las tareas a realizar como si fueran juegos, creando un ambiente divertido a la vez que lúdico.
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