Una de las formas más usadas por los especialistas para saber qué pasa por la cabeza de los más jóvenes son los llamados test proyectivos, que consisten en saber los pensamientos que tiene a través de dibujos.
Dado que muchas veces los más jóvenes no saben o no quieren expresar sus sentimientos, lo que se hace es de manera metafórica, que el niño exprese cómo se siente y cómo ve que son determinadas relaciones con su familia.
Normalmente este tipo de pruebas se utilizan cuando los niños tienen algún problema psicológico o comportamental para intentar averiguar de dónde le puede venir el malestar al pequeño.
Estas pruebas se utilizan en otro formato también para adultos, pero en los niños resulta especialmente útil, ya que sin ser conscientes, están expresando sus sentimientos de manera disociada a ellos.
También es cierto que debemos ser prudentes con los más jóvenes de la casa, tienen que pasar por las distintas etapas de crecimiento y es normal que tengan dificultades y cambios en el mismo. Es un peligro que al mínimo síntoma o para saber cómo es nuestro hijo, le pongamos una etiqueta, que a la larga puede resultarle dañina.
Lo más recomendable es dejar que nuestro hijo se desarrolle en un ambiente de apoyo y que se sienta querido por sus padres. La personalidad de los más jóvenes está cambiando según el momento de su evolución con lo que querer saber cómo es nuestro hijo puede resultar algo sin sentido, si con ello lo que queremos es conocerle al máximo.