

En muchas ocasiones, esta situación se da cuando en niño en casa tiene una carencia afectiva, y el trato que recibe por parte de sus padres no es el adecuado. En otras ocasiones es un patrón aprendido, si el niño en casa ha visto que la forma de reaccionar ante determinadas situaciones es a través de la agresividad y las malas palabras, él aprenderá dicho comportamiento y lo ejecutará de la misma manera.
Si no somos capaces de ver qué puede estar sucediendo para que el niño se comporte de esa manera lo mejor es consultar con un psicólogo, ya que cuanto antes se estructuren sus emociones y se sepa de dónde procede tal comportamiento, será mucho mejor para todos, para el niño, y para sus padres.


El entorno familiar es muy importante para que un niño se desarrolle sin dificultades añadidas, una familia que sea un apoyo seguro, junto con un ambiente de diálogo y tranquilidad, ayuda mucho a que el niño vaya formándose unas estructuras psicológicas saludables.
Cuando nos encontremos ante la situación de agresividad de nuestro hijo, es conveniente en la medida de lo posible, consultar con el menor para que nos diga por qué de esa actitud de rechazo hacia otras personas, y quizás él mismo nos dé la solución.