Es decir, la educación primaria, secundaria, bachillerato y la universidad entra dentro del término de educación formal. Esto es porque este tipo de educación está planificada y se concretiza en un currículo oficial.


Cada institución educativa planifica un programa con contenidos para los alumnos durante el curso académico. Esto significa que la educación formal siempre se da en un espacio y tiempo concreto, hay una fecha de inicio y fin del curso. En ese sentido, la planificación de cada centro a la hora de dosificar los contenidos es fundamental. Así que dentro de la educación formal podemos englobar todo el tipo de educación que se transmite en un centro educativo.
Las ventajas de la educación formal es que supone la realización de un programa acorde a un calendario. Por tanto, el centro elige los temas educativos que se van a impartir a los alumnos, y se ajusta a unas fechas. Esto exige responsabilidad y seriedad a la hora de impartir el curso, ya que hay unas fechas establecidas en las que se deben de cumplir objetivos.
Todos los contenidos que se impartan en el centro requieren de una supervisión. La planificación es algo que requiere de mucho tiempo y cuidado. Asimismo la disciplina es fundamental para que el programa pueda desarrollarse tal y como estaba planificados. La desventaja de este aspecto, es la falta de atención de muchos niños en las aulas que pueden perjudicar el desarrollo de las clases así como un recorte del calendario de forma inesperada por otras circunstancias como una baja laboral del profesor que imparte el contenido.
A veces se pierden horas hasta que un nuevo sustituto se integra en el centro y se continúa con la tónica regular de las clases. El tiempo perdido no se puede recuperar, por tanto, el cumplimiento del programa es fundamental para llevar a cabo los conocimientos planificados.