

Las pequeñas discusiones entre hermanos pequeños son comunes y normales, pero cuando éstas se convierten en un hábito, debemos de intentar solventar esta situación para mejorar las relaciones y el entorno donde se crían nuestros hijos.
Cuando hay hermanos de edades parecidas, es importante educar a cada uno de ellos de forma que adquieran el comportamiento de respeto y comprensión para con todos sus familiares.
Es conveniente saber que depende en gran parte de cómo los padres actúen ante situaciones de disputas entre hermanos, así podrá producirse el aprendizaje de diversos comportamientos poco saludables, tales como peleas entre hermanos, envidias, celos, insultos, u otro comportamiento similar.
Cuando estemos en la tesitura de tener que complacer y educar a dos niños pequeños, tendremos que ser muy cautos y estar muy atentos para no herir psicológicamente a ninguno de nuestros hijos. Para ello, es importante actuar de una forma equitativa, sin beneficiar en exceso a ninguno de los hijos sin motivo alguno, generando en el otro sentimientos de inferioridad.
Lo más apropiado para que no se produzcan rivalidades entre ellos es realizar actividades en grupo, en las que se implique toda la familia, y en donde la cooperación sea un requisito indispensable para realizar con éxito la tarea.
Si además incluimos un ambiente familiar relajado y comunicativo, nuestros hijos no tienen que sentirse inferiores o menospreciados, y será menos probable que se produzcan sentimientos de rivalidad o envidia.