

Una de sus principales ventajas es la facilidad en el manejo de la información. La educación virtual permite una formación más personalizable. El alumno siempre puede acceder a cualquier parte de la materia ya sea para repasarla o para adelantarla, él mismo puede establecer un orden. En el caso de que le surja una duda, puede preguntar al profesor en cualquier momento para que se la aclare.
La educación virtual no se desfasa. La agilidad que le otorga el medio en el que se desarrolla permite actualizar temarios de forma más rápida y sencilla que en el caso de la educación presencial. Internet permite actualizar la información al momento, lo que la convierte en una herramienta de aprendizaje más versátil, rápida y estimulante que las tradicionales.
Este tipo de educación también permite adaptar el ritmo y la intensidad de la clase al alumno, además del número de tareas propuestas. Lo que se traduce en un mejor aprovechamiento del tiempo y las cualidades del alumno.
Cada vez son más los cursos a distancia impartidos por la Red y a los mismos se apuntan miles de alumnos que pueden interactuar entre ellos, ya que otra de las ventajas de la educación virtual es que la comunicación entre compañeros o con el propio tutor puede ser inmediata (correo electrónico, teléfono, redes sociales…).
La educación virtual favorece que el alumno se involucre mucho más en el proceso educativo al encontrar una motivación extra por la búsqueda constante de aquello que le interesa.
En los Estados Unidos ya han puesto en marcha un programa de educación virtual para niños de entre seis y ocho años. Los pequeños reciben las clases a través de Internet en su casa, bajo la supervisión de sus progenitores. Todo el material educativo es proporcionado por las instituciones educativas on line, que están asociadas a los centros escolares tradicionales. Los alumnos que estudian en casa con este sistema de enseñanza virtual también deben superar sus exámenes como el resto, pero sólo realizan un examen a final de curso.