

Lo ideal es estudiar poco a poco, no te agobies pensando en toda la materia que tienes que interiorizar. Lo primero que hay que proponerse es sentarse en una silla y abrir el libro o estar frente a los apuntes. A menudo esto es lo que más cuesta. Pero piensa que esto no implica estudiar en sí. Es simplemente estar sentado ante los apuntes y para ello no requieres de demasiada motivación.
Una vez que estás sentado ante el libro, lee la primera página o primer tema. Es buena idea subrayar aquellos aspectos que consideras fundamentales. Una vez hecho, intenta escribir un resumen o explicarle a alguien con tus palabras lo que acabas de leer. Es una forma de saber si realmente has comprendido bien el tema o, por el contrario, si necesitas profundizar más en el mismo.
Hay temas y asignaturas que te gustarán más que otras. Esto conlleva que probablemente sea más fácil aprender algo que te interesa. No obstante, se trata de abrir la mente y encontrar interés en aquellas materias que más te cuesta.
Por ejemplo, si te aburre la filosofía y piensas en todo lo que tienes que estudiar acerca de ella, es probable que te agobies. Sin embargo, trata de olvidar la idea de que te aburre y comienza a verla desde otro punto de vista. Lee un tema sin pretender estudiar, trata de interesarte en ello, como si estuvieras leyendo una noticia de un periódico. Así es como puedes describir que no es tan aburrido como pensabas.
Los gustos, las habilidades y capacidades están directamente relacionados con la manera de pensar. Se trata de acercarte a la materia con una actitud adecuada, puesto que si piensas que no lograrás entenderla, entonces no estás mostrando predisposición a cambiarlo. Con esfuerzo, podrás encontrar interés en aquellas materias que a priori no te gustaban.
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