No obstante, al ser un tipo de ejercicio que se puede aplicar a todo tipo de ámbitos científicos, muchas veces los alumnos no tienen demasiadas nociones de la complejidad de realizar uno de estos trabajos. Para saber cómo se escribe un libro de estas características, es importante conocer cuáles son los objetivos de un ensayo académico o por qué suele ser una de las medidas de evaluación más utilizadas.
En términos generales, podríamos definir el ensayo académico como una pequeña investigación en la cual se busca dar respuesta a una pregunta sobre un tema concreto y acotado y que aporta argumentos sólidos y científicos para defender sus tesis.
Características de un ensayo académico
Aunque hay que tener en cuenta que las características de un ensayo académico pueden variar dependiendo de cada escuela o universidad, lo cierto es que existen una serie de características generales comunes a todos los ensayos.
Normalmente, los ensayos emplean un registro formal que hace uso del lenguaje científico, bien en tercera persona del plural o bien en neutro. Además, debe contener información de fuentes primarias y secundarias, fuentes bibliográficas, así como nuevos aportes de contenido mediante la argumentación propia del autor.
Estructura de un ensayo
La estructura típica de cualquier ensayo académico suele estar conformada por tres partes: en primer lugar, una introducción que funciona como parte preliminar y contextualizadora, en segundo lugar la tesis o cuerpo del ensayo, donde se expone toda la investigación, y, por último, la parte final, donde se recogen las conclusiones y los aspectos bibliográficos.
Cómo debe ser la introducción o exordio
La introducción sirve para presentar, en términos generales, cuál es el tema y el objetivo del propio ensayo. Dentro de esta parte, se suelen incluir los agradecimientos, el resumen o abstract, las palabras clave del estudio o la pregunta principal que intenta responder el ensayo. Además, en esta parte también se suele incluir un apartado de metodología, donde se exponen las técnicas utilizadas para la elaboración del ensayo. Podríamos decir que esta parte introductoria supone un preámbulo de presentación del tema y la estructura del trabajo.
El desarrollo principal
Dentro de la parte principal del ensayo es donde se debe desarrollar a fondo todas las ideas que afectan a la tesis, es decir, a la idea principal del trabajo. Partiendo desde aspectos más generales, que sirven para contextualizar el tema, se pasa después a una sección de análisis de datos y, finalmente, se exponen los argumentos novedosos que sostienen la tesis que se propone. Esta es, sin duda, la parte más importante del trabajo, donde generaremos contenido original, exclusivamente extraído de nuestra investigación propia y que permitirá, finalmente, extraer las conclusiones pertinentes.
El final o conclusión
La última parte de cualquier ensayo académico es la conclusión. En este apartado deberás incluir una serie de subapartados que servirán para extraer los resultados del estudio, así como para complementar toda la información que se haya volcado en él. Por lo general, todos los ensayos académicos deben incluir en su parte final un apartado donde se reflexione sobre el punto de vista del autor y las conclusiones personales que haya podido extraer de la creación del ensayo y otro apartado donde se recojan las fuentes bibliográficas, la documentación empleada o las referencias que se han utilizado en la redacción.
Cómo crear tu primer ensayo académico
Finalmente, además de cumplir con todos los requisitos ya mencionados sobre la estructura que debe tener un ensayo académico, aquí queremos dejarte una serie de consejos que te serán de gran utilidad si estás empezando a crear tu primer ensayo académico.
- Plantea o acota el tema: aunque la elección de la temática siempre suele ser un punto de motivación para empezar a redactar un ensayo académico, lo cierto es que a veces podemos dejarnos llevar por esta pasión y no saber acotar bien el tema. Lo principal será encontrar una investigación que te guste y, a continuación, internar desgranarla para encontrar esos pequeños detalles en los que quieres enfocarte.
- Documéntate, reúne información relevante: además de toda la información técnica que necesitarás para desarrollar el propio ensayo académico, un buen consejo es intentar reunir la máxima cantidad de información sobre el tema incluso antes de empezar a escribir. Tener en tu cabeza un contexto general y real sobre la temática te ayudará posteriormente a contar con un buen background para empezar.
- Crear un primer borrador con toda la información recabada: como si de una tormenta de ideas se tratase, lo mejor es dejarlo todo siempre por escrito. Todavía no conoces cuáles serán las ideas que más te ayuden y cuáles tendrás que descartar, por lo que la opción más inteligente es crear un primer borrador en el que volcar toda la información que puedas conseguir, para después tener una fuente de contenidos filtrados y de elaboración propia.
- Contrasta y corrige para generar una versión oficial del ensayo: todo buen ensayo académico debe regirse por unas normas básicas de contraste de la información, corrección y edición. En este sentido, puede ser de mucha utilidad contar con un profesor o un compañero especializado, que pueda ayudarnos a ver errores que nosotros nos somos capaces de ver. Para esto, lo mejor es crear una versión provisional del ensayo completado y pasársela a algún colega del sector, que pueda dar su versión y afinar detalles de cara a la versión definitiva.
- Presenta tu ensayo y defiéndelo si fuera necesario. Finalmente, un ensayo académico no sirve de nada si no se presenta de manera correcta. Para presentarlo, por ejemplo, ante un tribunal, procura contar con complementos y recursos audiovisuales que apoyen tu discurso y favorezcan las explicaciones y la comprensión. Además, no tengas miedo de defender tus ideas contestando a las preguntas que te hagan e incluso llevando la contraria a algún miembro del tribunal, ya que así demostrarás no solo un profundo conocimiento sobre el tema que hayas escogido, si no también la capacidad de asumir una crítica y de contraponer argumentos.