Poco a poco hay que concienciar a los más pequeños de la vuelta al colegio. Para afrontarlo con éxito conviene tomarlo con optimismo. Por ello hay que explicar a los niños que este proceso ocurre cada año y que conlleva cosas positivas. Volver al colegio implica volver a ver a los amigos, jugar y aprender.
Si a pesar de ello, el niño llora o patalea, no hay que prestar atención a ello. Nuevamente debe de insistirse con alegría en que se lo va a pasar muy bien en clase. Esto transmitirá seguridad y confianza. Siempre hay que tener una actitud serena y optimista con los niños ya que, de lo contrario, intuyen la ansiedad de los padres rápidamente.
Además de tener una actitud positiva, es importante habituar a los niños de forma gradual. Por ejemplo, días antes de la vuelta, conviene que los niños empiecen a madrugar. Otra forma de habituarse es que los niños acompañen a los padres a comprar los libros juntos para que el pequeño se vaya mentalizando.
Para no perder el hilo de las tareas y de los deberes que los niños tienen que hacer durante el año, conviene que hasta el final del verano realicen cuadernillos de ejercicios.
Para los padres la vuelta al colegio también supone cambios. El retorno significa que los padres ya no tienen que esforzarse en buscar constantemente tareas para mantener a los niños ocupados. Este hecho supone ahora que los progenitores pasan menos horas con sus hijos y tienen que sobreponerse a la sensación de desasosiego. Para ello se debe afrontar cada día con ilusión y buscar huecos a lo largo del día para compartir tiempo con los niños.
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