

El objetivo del acosador ante un caso de bullying es intimidar, burlarse, amenazar, insultar y consumir emocionalmente a la víctima. Ante este tipo de situación conviene tomar una serie de medidas preventivas para acabar con la violencia.
En primer lugar, el niño que sufre el acoso requiere de apoyo. Ante este tipo de casos, es usual que la víctima esté triste y se niegue ir a clase por el terror que ello le genera y, como consecuencia de ello, haya un descenso en sus calificaciones. No se debe de regañar al niño, sino apoyarle emocionalmente y hablar detenidamente de lo que pasa. La comunicación y mostrar una actitud serena son fundamentales para que se sienta seguro y su actitud sea tranquila.
Hay que evitar la violencia pese a que la experiencia de por si ya lo sea. Pero la solución no es responder con más violencia hacia los agresores, familiares de los mismos o hacia el profesorado. Ante todo, hay que dar ejemplo a la víctima de que los conflictos se solucionan de forma pacífica.
Es fundamental también conversar con los profesores del centro con una actitud positiva para hablar acerca de la situación. La escuela debe de tomar cartas en el asunto y sancionar a los agresores. Asimismo es una alerta de que la formación de los valores de los niños agresores no es la correcta y se debe de remediar.
Por otra parte, tanto la víctima como el agresor deben de recibir atención psicológica. El segundo porque ha aprendido una conducta violenta que ha visto en su entorno y la víctima por el daño psíquico al que es sometido y el sufrimiento que le ha producido.
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