El conocimiento es poder
El conocimiento es y ha sido clave para el perfecto desarrollo del ser humano. Con él nutrimos no sólo la teórica de la práctica que algún día habrá de realizarse, sino también la capacidad de entender el mundo y lo que en él sucede o habita. La escuela, el instituto, la facultad y en definitiva la formación están ahí para insuflar al cerebro hechos, dudas y razonamiento.
Pero sobretodo, están ahí para brindar formación a personas cuyas capacidades sean competentes con el devenir de su transcurso personal durante la, desafortunadamente, breve cronología humana. La formación abre puertas a universos desconocidos, porque un universo puede ser un elemento tan sencillo como complejo.
La formación prepara a las personas para que se enfrenten sin miedo, con sabiduría y templanza, a la vida y al trabajo. Para tener más posibilidades de acceso laboral en un mundo en el que la competencia es cada vez más extrema y exigente.
Para destacar entre los otros candidatos no gracias a artimañas ni favores, sino por la mera virtud de la sapiencia. Al mismo tiempo, la formación y el estudio, las ganas y la curiosidad, son capaces de descubrir pasiones ignotas, cuyo hallazgo instruya y cambie para siempre la visión del mundo de una persona.
Y contra el antiguo sistema de educación, que fomentaba su expectativa de superación en una dureza y disciplina irreductibles, se erigen hoy nuevos campos de cultivo educacional. Con los que picar sin descanso la mina del tesoro del conocimiento, pero hallar también las piedras preciosas en uno mismo.
Una lucha humana entre sistemas de educación
El sistema educacional de antaño, en el que muchas personas han crecido y se han formado, actuaba y actúa bajo la premisa de que “la letra, con sangre entra”. Es decir, que el aprendizaje funciona en base a una fuerte rectitud en el esfuerzo de adquirir o integrar el conocimiento. Y aunque llevando parte de razón, es cierto que dicha preposición también acarreaba cierta falta de empatía para con la vulnerabilidad que conlleva el desconocimiento.
Llenar una cabeza con ideas no es sólo cuestión de arrojamiento, el recipiente también debe estar abierto a su recibida. Los buenos o malos resultados de un alumno cuando se le evalúa el conocimiento son motivo de repercusión en su profesor. Eso es algo bueno, ya que demuestra una clara intencionalidad educativa en el docente.
Sin embargo, un exceso de exigencia puede bloquear al alumnado y disgustar al maestro, algo que no siempre se toma demasiado bien si cuenta con un inventario de “éxitos” y “fracasos”. Por ello, la educación de hoy trata de focalizar el asunto de otro modo. Los nuevos sistemas de educación buscan individualizar y personificar a cada uno de sus alumnos. Un alumno ya no es un personaje pasajero más en el gran buque de carga de la formación.
Un alumno es un ser humano con ciertos talentos innatos y ciertas complicaciones, pero que siempre es capaz de labrarse nuevas aptitudes. Bajo esa idea, algunos centros de formación persiguen una educación más completa. Basada tanto en el conocimiento externo, como interno.
Aprende fácil: los centros de formación
Un centro de formación, a diferencia de una institución educativa en el sentido estricto de la palabra, es un espacio que ofrece cursos y todo tipo de formaciones de muchos ámbitos. Tanto como en caso de necesitar una formación específica, como un refuerzo en los estudios. Una vía útil para completar, fortalecer o aprender nuevos conocimientos.
Como sería para el caso de prepararse para unas oposiciones de cara a este 2020, con cursos íntegros y muy variados en esta web. En los servicios de formación que engloba un centro de formación constan, además, acceso a múltiples cursos de Formación Profesional, cursos profesionales, de idiomas, capacitaciones oficiales, cursos SAP con formación acreditada y cursos de universidad, máster y postgrado.
Además, un tutor pedagógico puede guiar al alumno durante toda la formación, preparándolo de forma más personal y directa, y por tanto efectiva, para las evaluaciones. Disponiendo, además, de algunas sesiones de tutoría individual para valorar el progreso y añadir nuevo conocimiento. La formación en estos centros también se completa con seminarios donde poder escuchar y aprender de especialistas en la formación que se está cursando.
A fin de poder hacer una primera toma de contacto a partir de alguien que ya pertenece al sector estudiado. Lo cual también ayuda para solucionar problemas, dudas y otras muchas cuestiones antes de poder realizar las prácticas externas en empresas colaboradoras cuya formación lo exija.
Del estudio externo a la examinación interna
Por si fuera poco, y como se ha mencionado, los centros de formación tienen un plus subyacente a sus cursos, que es el de la gestión emocional. A través de otros apoyos para el estudio cimentados en el puro autoconocimiento a fin de explotar el máximo potencial de uno mismo.
Unidos a técnicas de aprendizaje para agilizar la absorción de conceptos sin estrés ni preocupaciones. Y profesionales para mejorar la presencia y la presentación oral con el propósito de conseguir seguridad y calma en las futuras entrevistas de trabajo. Todo debido a una precisión metodológica centrada en trabajar cada atributo de cada alumno para explotar de él sus mejores cualidades.
Tanto si se trata de cursos presenciales, como de cursos online. Destacando de éstos su carácter completo pese a la distancia. Gozando también de un tutor propio y programas específicos para cada alumno. Eliminando las supuestas complicaciones que acaecen sobre la formación cuando ésta no ocupa un mismo espacio. Los sistemas de educación tradicionales ofrecieron el valor de la disciplina, del todo o nada en el momento de aprender nuevas materias y conceptos.
Pero del mismo modo en que la mutabilidad de los tiempos condiciona los parámetros del todo, la formación y sus entresijos también lo hacen. Los centros de formación están ahí para simplificar algo tan necesario como lo es el aprendizaje para la experiencia. Y por el bien del propio cerebro, hay que saber escoger quién mejor te forma y qué verdaderamente te define.
La educación en España en números
Según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), recogidos en el informe Panorama de la Educación 2019: Indicadores de la OCDE, el nivel educativo en España ha aumentado nueve puntos entre 2008 y 2018. Concretamente, los adultos con estudios postobligatorios, como los obtenidos en centros de formación antes mencionados, han pasado del 51.1% al 60.2%.
Un hecho que atestigua la comodidad y facilidad que supone acceder a un centro de formación especializado. De entre todos los cursos y grados de formación, el informe de la OCDE destaca la Formación Profesional como vía más efectiva para acceder al mercado laboral. Así como también advierte de que los buenos resultados en empleo y sueldo se ven propiciados cuanto mayor sea el nivel educativo.
Asimismo, la tasa de empleo en España llega al 78% para personas con estudios superiores, frente a un 69% para quienes han finalizado la Educación Secundaria Obligatoria. Formarse en un buen centro, por consiguiente, es lo mejor para un futuro que demanda complejidad tanto en el trabajo como en los estudios.
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