

En la génesis de "su" práctica docente pueden "sufrirse" experiencias desagradables como las que describe Esteve en su exposición. En la realidad práctica se "sufren" aprendizajes en torno a trabajar siempre con modelos perfectibles, modelos dinámicos que admitan el crecimiento día a día.
Recuérdese que estos altos y bajos en el desempeño docente tocan en la disposición vocacional, sobre todo en la coherencia entre "el pensar y el sentir" la tarea pedagógica. Un buen comienzo, recomendado por Esteve, es buscar referencia en un modelo de maestro.
La adquisición de modelos trae a tierra los ideales de maestro y, aunque luego pueda sustituirse el modelo original, siempre ha significado un escalón para la evolución de esta materia. En este sentido comprendemos que los modelos particulares cambian, pues son variables y se adaptan a situaciones específicas. Los modelos universales, sin embargo, tienen una vigencia atemporal.
Un buen maestro debe primeramente visualizar un punto de referencia, un personaje admirado por su forma de enseñar.El futuro maestro debe sentir la necesidad de hacer posible la transposición a medida que va logrando experiencia.
Imitar al modelo particular es reproducir los efectos profundos de sus aciertos como profesor. Pero el verdadero modelo pedagógico es universal: Un "pedagogo" que logra su cometido y se siente feliz por eso.
La llama que enciende la mecha didáctica es la estrategia pedagógica, la técnica profesional comienza en la identificación y "apropiación" de "técnicas y sentimientos formativos" que casi siempre remiten al recuerdo de alguien con quien aprendimos de verdad.
Se deben encontrar los atajos de llegada rápida a los alumnos, el estudiante de maestro debe, a la vez de saber los contenidos, saber enseñarlos. Esto es lo que se conoce como transposición didáctica: El conjunto de estrategias que finalmente acierta un maestro para "llevar a la mesa" el contenido de forma tal que sea fácilmente aprendido por el alumno.